BlackRock | Es un maratón, no un sprint: la larga carrera de la inversión
2 de enero
•Tiempo de lectura 4 minutos
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Si tienes que apostar por la liebre o la tortuga en una carrera, todos sabemos a quién elegir. La tortuga es robusta, fiable y avanza de forma constante hacia el final en lugar de apresurarse hacia la línea de meta dando brincos y saltos. Tal vez podríamos compararla con una cartera de activos sólidos, como empresas de primera categoría, de gran capitalización o bonos gubernamentales alemanes. Ten fe y no esperes que se convierta de la noche a la mañana en un generador de dinero.
En términos financieros, ser lento y constante es la regla de oro. Es más probable que te beneficies al introducir con cuentagotas cantidades más pequeñas en tu cartera (por ejemplo, en tu cuenta de ahorro individual todos los meses) en lugar de aportar una sola cantidad grande. También significa que puedes evitar predecir el mercado.
A menudo olvidamos que, con toda la tecnología y los algoritmos que utilizamos hoy en día, los mercados siguen estando dominados por inversores humanos, que son propensos al pánico, al miedo y a la codicia, así como a dejarse llevar cuando las cosas van bien. Si el mercado cae, probablemente no lo verás venir y probablemente no sabrás cómo te sentirás ese día. Sin embargo, sí puedes predecir exactamente cómo deberías reaccionar: no hacer nada.
Sí, no hacer nada. La venta por pánico es lo que hacen los inversores inexpertos. Al obtener menos dinero del que invirtieron de entrada, nadie gana. De hecho, cuando los mercados caen, la mayoría de los inversores profesionales comienzan a buscar activos infravalorados, esperando que a medida que los mercados se estabilicen con el tiempo, también lo harán esas acciones y bonos.
Así, pues, deja tus emociones a un lado. La clave está en el largo plazo, equivalente a una larga serie documental en la que no sucede mucho, pero al final aprendes muchas lecciones básicas de la vida. La inversión no está diseñada para ser un experimento, una apuesta o una montaña rusa emocional. El periodo mínimo ideal para invertir es de cinco a diez años: esto te da más posibilidades de que tu dinero obtenga rentabilidad. Sin embargo, vale la pena señalar que tu inversión nunca está garantizada. Si consideras que necesitarás dinero antes de que acabe dicho periodo, conserva algunos ahorros en efectivo para emergencias.
Volvamos a la carrera entre la tortuga y la liebre. Las tortugas en realidad no son mascotas atractivas. Pero viven mucho tiempo, tal vez porque no les preocupan los problemas menores. Quizás si más inversores adoptáramos su enfoque relajado y tranquilo, viviríamos más y obtendríamos rentabilidades más predecibles y estables de nuestro dinero. Esto nos permitiría hacer que los otros aspectos de nuestra vida sean mucho más emocionantes.
Advertencias sobre el riesgo y aviso legal de BlackRock (MKTGM0319L-791008)
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