BlackRock: No pongas todos los huevos en la misma cesta

INVERSIÓN

23 de diciembre

Tiempo de lectura 4,5 minutos

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Invertir en fondos en lugar de acciones individuales puede tener ventajas como un menor riesgo y menos complicaciones.
Diversificar inversión

¿Tienes un trabajo a tiempo completo? Elegir acciones y bonos tú mismo puede que te haga sentir como que tienes no uno, sino dos trabajos. Invertir por cuenta propia a menudo requiere un conocimiento profundo de los mercados, teniendo que estudiar minuciosamente los informes anuales de las empresas y quizás incluso pagar comisiones de negociación exorbitantes.

Existe otra forma, más simple y posiblemente mejor (mejor no significa necesariamente más rentable): invertir en fondos. Los fondos pueden reducir las complicaciones, permitiéndote controlar tu dinero y reducir los quebraderos de cabeza de la gestión.

Mucha gente invierte en fondos. En el caso del España, 463.352 millones de euros estaban invertidos en fondos a febrero del 2019.  La economía de escala es algo asombroso. Juntar tu dinero con el de otras personas se traduce en menores costes y menores riesgos. Esto se debe a que el gestor del fondo tiene los recursos para crear una cartera más diversificada, que incluye diferentes clases de activos, sectores y regiones geográficas, áreas en las que nunca habrías pensado o a las que no podrías acceder como inversor individual. Y lo bueno de poner tus huevos en varias cestas es que, si bien algunas acciones o bonos pueden caer, otros pueden crecer, lo que podría equilibrar la rentabilidad general del fondo.

La decisión principal que debes tomar es qué tipo de fondo, o qué combinación de fondos, es el adecuado para ti. Las dos categorías principales son fondos activos y los fondos indexados.

Un fondo activo implica que el gestor del fondo compre y venda acciones y bonos en nombre de sus clientes, con el objetivo de superar la rentabilidad del mercado en general y obtener una rentabilidad positiva. El gestor realiza los debidos análisis en detalle para cada posición e incluso puede reunirse con los directivos de una empresa antes de decidir si invertir en ella.

Un fondo indexado suele adoptar una de dos formas: un fondo de inversión que replica un índice o un fondo cotizado. Si bien puede haber diferencias en su estructura, el propósito de todos los fondos indexados es el mismo: simplemente siguen a un mercado determinado, ya sean empresas españolas o los bonos más grandes y más líquidos. El fondo irá en la misma dirección que el mercado al que siga.

Independientemente del fondo que elijas, hay algunas reglas básicas que se aplican a todos ellos. Una es que siempre habrá que pagar comisiones, sin importar la rentabilidad que se genere para el inversor, por lo que es importante estudiar todos los fondos disponibles antes de decantarse por uno. Las comisiones varían según el fondo y se expresan como “comisión de gestión” en términos porcentuales. Los fondos indexados tienden a ser más baratos que los gestionados activamente porque una vez que se han configurado para seguir a un índice en particular, se necesita menos trabajo de mantenimiento de forma continuada. Por el contrario, el gestor de un fondo activo está evaluando constantemente cuáles son los mejores valores para comprar y vender.

Una buena manera de evaluar si las comisiones de tu fondo son competitivas es comparar los costes promedio. Estos difieren según la clase de activos, el área geográfica y el sector en el que estés invirtiendo, por no mencionar el tipo de fondo. En Europa, un fondo indexado que invierte en renta variable normalmente cuesta un 0,37%, según datos proporcionados por Thomson Reuters Lipper a 30/06/2018. Pero esta cifra varía ampliamente; por ejemplo, comprar un fondo indexado que se centre en acciones de mercados más exóticos de África y Asia será más caro porque estos fondos son menos líquidos y menos accesibles, mientras que un fondo indexado que se centre en compañías bien posicionadas en términos de factores ambientales, sociales y de gobierno, generalmente también costará más que la media. Aunque la rentabilidad pasada no es un indicador de resultados futuros, vale la pena mirar el historial de los gestores activos para descubrir si han superado de forma constante sus índices de referencia con el tiempo.

Otra regla básica es que ningún inversor o gestor de fondos tiene una bola de cristal para predecir el futuro y por tanto no puede garantizar el éxito, por lo que cuanto más diversificadas sean las posiciones del fondo y cuanto menor sea la comisión, mayor será la probabilidad de que el inversor obtenga rentabilidades. Por último, todas las inversiones están diseñadas para el largo plazo y no como una estrategia para hacerse rico rápidamente, así que lo que hay que hacer es sentarse, relajarse y dejar que este trabajo a tiempo completo lo realice un profesional.

 

Advertencias sobre el riesgo y aviso legal de BlackRock (MKTGM0319L-791008)

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